Tecnología Profesional conversó con Marcos Nuñez, Socio de Pandax 4K, quien narra la experiencia de trabajar con seis cámaras Blackmagic URSA Broadcast, un switcher ATEM 2 M/E Production Studio 4K, un panel ATEM 2 M/E Advanced, grabadoras Hyperdeck 12g y HyperDeck Studio HD Pro, una matriz 40×40 y convertidores de la marca en el prime time del canal abierto El Nueve para realizar el ciclo de entrevistas en el que Fantino conversa con famosos mientras comparten una comida.
¿Cómo es el flujo de trabajo que han desarrollado para «La Última Cena» y de qué manera se insertó la tecnología de Blackmagic?
-Primero y principal, debemos señalar que «La Última Cena» es un programa grabado en un antiguo palacio de 1957 dónde se preparó un set específico para el ciclo. Si bien la producción nos solicitó la grabación de tres cámaras, por una cuestión de backup decidimos grabar con seis. Puntualizo esto porque una de las grandes ventajas que nos ofrece Blackmagic es la posibilidad de grabar en swicheado pero también en todas las cámaras, y especialmente hacerlo en la posición RAW. Esto es muy importante debido a que permite hacer la postproducción de color tal como se desee, e incluso brinda la oportunidad de corregir algún posible error del vivo. Si bien en televisión todo está un poco más controlado, consideramos que con siete participantes en una mesa resulta muy interesante poder tener la chance de grabar algunos planos, tales como una mirada cómplice o algún primer plano que tal vez el director no llegó a ponchar.
En cuanto al flujo de trabajo en sí, con Blackmagic es posible registrar todo en un mismo nivel, haciendo CCU desde el IP sin tener que llevar racks gigantes. De hecho, ocupamos un tercio del lugar que ocuparían equipos de marcas competidoras como Sony o Panasonic. Además, el flujo de trabajo de Blackmagic destaca por su simpleza a la hora de operarlo. Y la parte híbrida permite grabar y poder ponerle desde una memoria SD hasta algunos adaptadores de disco rígido SSD. Incluso utilizamos el sistema incorporado de intercom de la marca, usando la conexión que tiene la cámara. Y como un sistema bastante abierto en el concepto de lo que es ingeniería, también nos hemos puesto en escena productos asociados de Blackmagic como los TalIys inalámbricos y un Shield para Arduino, que es una placa 3D SDI que programamos para tener la parte del Tally en el operador de grúas.
Y, obviamente, contamos con todas las prestaciones del switcher switcher ATEM 2 M/E Production Studio 4K y su panel, que nos ha permitido –entre otras cosas– añadir gráficos, pudiendo grabar con y sin gráfica. También fue muy cómodo el hecho de tener la matriz 40×40, que nos ha permitido tener todo el rack preconectado, incluso con los conversores y tomamos la fibra desde la cámara.
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¿Qué tipo de feedback tuvieron por parte de la productora Red Cube Digital y del propio canal respecto de la perfomance de las cámaras?
-Si bien nosotros lo sabíamos porque veníamos trabajando con la tecnología de Blackmagic en otros proyectos, a ellos le sorprendió la calidad de imagen final que brinda el equipo. Rápidamente, advirtieron que frente a otras dos producciones de la competencia realizadas con cámaras Hitachi 4K y Sony 4K, no se aprecia un salto de calidad en la imagen. De hecho, si uno hace zapping por los tres programas nadie se da cuenta que hay tres cámaras de distintas marcas. Y con una salvedad: en el caso de “La Última Cena”, no utilizamos el 4K de la cámara sino que trabajamos en 50i por una cuestión de velocidad de la postproducción. Por lo tanto, queda claro que no usamos al 100% el sensor de la cámara. Esto tiene una explicación: hay un solo día de postproducción y los tiempos son muy acotados, especialmente por el tiempo de copiado dado que en las grabadoras el ProRes casi cuadriplica la capacidad copia. En el caso del programa de Fantino, se terminaba de grabar a la noche y ahí estaba el editor esperando porque debía estar n el canal un día antes de la ingesta.
¿Cuál fue el mayor reto al que debieron hacer frente en “La Última Cena”?
-El mayor desafío fue emparejar el color de las G1 con las G2 dado que presentan dos tecnologías de color diferente. Sin embargo, lo logramos. Nos llevó mucho tiempo incorporar patrones X Rite de 24 colores que usa DaVinci Resolve y lo terminamos haciendo, básicamente, con el control de CCU. Pero, más allá del programa, también constituye un reto en sí mismo para Pandax 4K, que como productora va creciendo y va adquiriendo cámaras que parecen igual desde afuera, pero que no son iguales adentro. Porque la verdad es que en Argentina, si bien hay mucho conocimiento de color desde el punto de vista de la posproducción de una cámara, no hay mucha escuela acerca de lo que supone hacer maching de color en tiempo real con un CCU. En definitiva, fue un gran desafío que finalmente pudimos resolver.
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¿Cómo llegaron a la Blackmagic URSA G2?
-Tuvimos la suerte de tener la primera G2 que llegó a la Argentina. La realidad es que compramos una G1 y estuvimos siete meses esperándola porque no había en Estados Unidos ya que justo la habían sacado de producción. Recién aparecía la línea G2, que al mes y medio de su lanzamiento llega al país y rapidamente hicimos el upgrade, y nos quedamos con ella. Creo que fue en noviembre o diciembre de 2021.
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¿Qué otras puertas les abrió contar con las cámaras de Blackmagic?
-Muchísimas, pero siempre recuerdo que el primer gran festival que hicimos fue en Villa María por tener cámaras de Blackmagic. En ese momento estaban artistas como Alejandro Sanz y Luis Fonsi, entre otros. Y cuando pasamos el presupuesto nos eligieron por tener tres cámaras de la marca y así fue que contribuimos con nuestro trabajo al circuito cerrado para los artistas, no para la televisación. También hicimos La Fiesta del Sol, en San Juan, para la TV Pública. Por entonces, teníamos un tráiler armando que lo vendimos a principio de año; y ahora compramos un micro con el que estamos armando un móvil, que está en etapa de finalización. Pero lo fundamental, sin lugar a dudas, es haber podido entrar en el prime time de la televisión argentina sin recibir la menor objeción; muy por el contrario, valorando la calidad de imagen entregada. 💡
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