Tras muchos años de optimización, habíamos llegado a un punto en el que el SDI era casi la tecnología “plug-and-play” definitiva. Bastaba con conectar el equipo para que funcionara. Es cierto que había problemas, siempre los hay, pero en contraste con algunos de los dolores de cabeza que las redes IP han introducido en el mundo del broadcast, eran relativamente fáciles de resolver. Ningún ingeniero de broadcast del siglo XX tuvo que preocuparse por problemas de configuración o de red. Dada la facilidad de uso del SDI y lo bien que lo conocemos y entendemos, es comprensible que algunas emisoras se resistan a abandonarlo.
Sin embargo, hay que reconocer que el IP aporta muchas ventajas: escalabilidad, flexibilidad, flujos de trabajo remotos, etc. Ya no se trata de si vamos a dar el paso o no, sino de cuándo. Sería negligente quedarse atrás y dejar que los primeros en adoptarlo solucionen los problemas. El IP es el futuro, y la clave para su adopción exitosa será gestionar este periodo de transición en el que coexisten los sistemas IP y SDI.
La buena noticia es que esto es totalmente posible y que los beneficios de una infraestructura IP pueden implementarse gradualmente en una organización. Las implementaciones «a lo grande» acaparan los titulares, pero para la mayoría de las emisoras, nunca son prácticas.
Por el contrario, lo que más necesitan es un programa gestionado de adaptación, de adopción de la tecnología IP donde, y sobre todo, cuando tenga sentido desde el punto de vista técnico y empresarial en el flujo de trabajo global.
La clave del éxito de este enfoque radica en la aplicación de estándares en toda la industria que permitan a los sistemas IP y SDI interoperar sin problemas y, felizmente, se ha hecho mucho en este campo.
Afortunadamente, ha habido un esfuerzo coordinado en toda la industria para adoptar y hacer progresar los estándares que describen cómo enviar medios a través de una red IP, así como el desarrollo del conjunto integral de protocolos NMOS. Estos protocolos ofrecen una solución de plano de control abierta y fácil de usar para aprovechar la interoperabilidad en la gestión de dispositivos conectados por IP. El resultado es una nueva generación de sistemas híbridos que combinan el funcionamiento de los universos SDI e IP de una manera que facilita la transición en lugar de provocar nuevos retos para años venideros.
Uno de los beneficios clave que surge como resultado es la posibilidad de aprovechar los estándares actuales para simplificar mucho la implementación de los sistemas IP, alineándolos más con la filosofía “plug-and-play” del SDI.
Hay algunos criterios importantes que cualquier solución que opere bajo este marco debería seguir idealmente. Deben ser autónomas, escalables para permitir la conexión de muchos dispositivos de muchos proveedores en una instalación de cualquier tamaño, y deben ser extensivas, cubriendo tantos aspectos del flujo de trabajo de transmisión como sea posible. Una vez logrados estos objetivos y resueltas con éxito las conocidas complejidades de la conexión IP y la gestión de dispositivos que aún persisten, obtenemos una solución que permite a las emisoras poner en marcha proyectos IP con facilidad, ya sea ejecutando una pequeña área de pruebas IP, poniendo en marcha una unidad móvil ST 2110 o implementando una arquitectura IP a gran escala.
Una transición más fluida al IP hará que todos, incluidas las emisoras y otras organizaciones de medios grandes y pequeñas, se unan a ella, dando lugar a un impulso multisectorial que hará que la implementación de flujos de trabajo IP sea mucho más fácil.
No cabe duda de que la era del SDI llegará a su fin para la mayoría de nosotros a lo largo de la próxima década. Pero la transición no tiene por qué ser como saltar de un trampolín. Los broadcasters pueden sumergirse en el agua poco a poco, haciendo que el cambio sea lo menos brusco posible para minimizar las interrupciones y maximizar las ventajas de los flujos de trabajo IP aquí y ahora. Como dice el refrán: ¡entra, que el agua está buena!